sábado, 1 de septiembre de 2007

virtudes de una parca


Tu que te marchaste tan callada aquella mañana, aquella mañana tan diferente a las de ahora.
Desprendiste las hojas que cubrían mi cuerpo.
Dejaste mi alma desnuda cuando te llevaste el calor.
Me dijiste muchas veces que nunca conocería el verdadero amor.
Mujer que ahora te recuerdo, cuan lejana y opaca te siento.
Sientes a veces el manar de la sangre de los labios que mordiste,
mujer yo tuve entre mis ojos tu sendero,
mujer yo dí una vida nueva a cada sol,
logré ausentarme de la noche pensando que me protegerías,
y de ti sólo obtuve pesadumbre,
desde ahora hacia ti una miríada de estrellas van a desplomarse.
El pecado del universo en tus hombros…
Ahora me dices lo que nunca pudiste decirlo, quéjate,
di que ya no me acuerdo más.
Malvado es tu karma,
alejaste de mis oídos palabras que al pronunciarlas me hacían temblar,
apartaste de mi lo que nadie más pudo quitar

1 comentario:

Gonzalo Del Rosario dijo...

Tas templado . . . recontra . . .